miércoles, 8 de mayo de 2013

Ser "gallego"


Ustedes dirán lo que quieran, pero yo veo una clara conspiración alrededor de la crisis. Las recientes declaraciones del Jesús Gracia, Secretario de Estado de Cooperación y para Iberoamérica, acerca de las intenciones del gobierno de facilitar la emigración a los españoles hacia el otro lado del charco, me parecen un claro signo de por dónde van los tiros. No van a facilitar la emigración a cualquiera: los beneficiarios de esta ayuda (patada en el culo, más bien) serán 'técnicos superiores', porque está claro que no van a mandar a la gente sin formación básica; de eso ya tienen allí de sobra gracias a las desigualdades reinantes en aquellos lares. Resulta evidente que, dado que se han recortado las ayudas a I+D, sobran científicos y estudiosos; toda esa gente que no va a aceptar resignadamente que se les abra un nuevo horizonte laboral en la hostelería, el cuidado de ancianos alemanes y británicos o cualquiera de las 'innovadoras' industrias que deberán devolver a España a la senda del crecimiento económico. Porque siendo realistas, no veo yo otras posibilidades que las citadas, insistiendo en la realidad actual en la que estamos: un claro retroceso hacia los años 60 en todos los aspectos, echando por tierra todo el esfuerzo de años para salir del secular estancamiento intelectual y científico que los cuarenta de dictadura dejaron como herencia.

El objetivo, siguiendo con mi teoría de la conspiración, no sería otro que mantener la alienación de la sociedad española, haciéndola más permeable si cabe a las nuevas condiciones leoninas del mercado laboral, a la felicidad de las ofertas-descuento de los supermercados y a la televisión basura, fútbol a todas horas incluido. De paso, se le da una lección a todos aquellos advenedizos que pensaron que iban a escalar posiciones en el estatus social con sólo estudiar un par de carreras, el doctorado y un buen MBA. Se les devuelve a la realidad de la que salieron, haciéndolos probar las mieles amargas de la emigración, si es posible a los países de donde vinieron aquellos que les sirvieron copas en el bar, cuidaron de sus ancianos padres o díscolos hijos, les plancharon las camisas, etc., mientras les duró el sueño del nuevo burgués semi-ilustrado. Ser 'gallego' es toda una experiencia para quien nunca ha sabido cómo se nos ve realmente en Iberoamérica, doy fe.

Con los demás afectados por la crisis la solución es bastante mas fácil: poder recuperar la economía lo suficiente para que vuelvan a ser ciudadanos de provecho, consumidores voraces e hipotecados de por vida, con lo que se garantiza la pervivencia de un sistema de desigualdades que arrastramos desde principios de la Edad Moderna peninsular. Los apellidos ilustres seguirán siendo los mismos que rijan los destinos de esta nación de perdedores, aumentada la estirpe con la unión antinatural de estos y los nuevos nobles provenientes de la clase política. La educación de pago enseñará a estos nuevos señores a comportarse con sus inferiores y a difundir por Europa las bondades del sistema español, como hacían los británicos de la era victoriana, omitiendo la negra realidad de los barrios obreros londinenses o mancunianos, durante sus periplos por las posesiones del imperio.

Si todo sale como esperan nuestros dirigentes, si los españolitos que emigran ahora repiten los esquemas de sus predecesores en el duro trance de dejarlo todo para buscarse la vida fuera de nuestras fronteras y vuelven para disfrutar de sus jubilaciones, se cerrará el círculo. No creo que se repita la filantropía de los indianos de antaño. Los retornados se encontrarán con un país distinto, ajeno, donde tendrán que aprender a vivir como y con los jubilados de los países europeos. En el fondo sentirán odio hacia los que se quedaron y consiguieron sobrevivir a las crisis (porque después de esta habrá más, no lo duden) para disfrutar  al menos del despertar en país propio, a pesar de la lucha diaria que supone siempre salir del sueño para caer en la pesadilla futurista en que van a convertir este pedazo de tierra de contrastes.

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